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EL NONO Y SU VALOR TERAPÉUTICO

El Nono no es un muñeco cualquiera… Su ciclo de vida comienza con una prenda de ropa que al ser fabricada tuvo alguna falla o que fue desechada, para luego llegar a las talentosas manos de mujeres de distintas comunas que reutilizan la tela y puntada tras puntada dan forma al Nono. Muestra concreta del esfuerzo y el empeño por sacar adelante a la propia familia, estas mujeres ponen sus dones al servicio de la creación de algo sencillamente bello; un muñeco que llegará a las manos de un niño o niña, quien podrá convertirlo en compañero de juegos y aventuras.

Ya desde esta historia, salta a la vista su potencial terapéutico; poder que reside en la materialidad del Nono, en la experiencia estética que surge de la interacción con él y muy especialmente, de la impronta vincular inherente a este muñeco. 

El Nono como símbolo de resiliencia

Nacido a partir de la tela de una prenda de ropa que no llegó a ser utilizada, debido a una pequeña falla, el Nono es un fiel representante de la capacidad de reinventarse y de reconstruir que todos tenemos ¡Crear belleza a partir de la adversidad es posible! ¡Nada es desechable!

El Nono como objeto transicional

Este muñeco llega a las manos de un niño o una niña como el regalo de un adulto que pensó en él o en ella. Como un gesto de cariño, el Nono queda investido por el lazo afectivo que  une a ese niño y a ese adulto que le quiere. Desde ahí, el muñeco será un representante concreto de aquel vínculo, aunque las personas no estén presentes. Hecho de telas suaves y relleno con material blandito, el Nono será un buen amigo a quien abrazar.

El Nono como proyección de mí mismo

Cuando llega a las manos de un niño o niña, el Nono no está terminado. Serán él o ella, solos o con ayuda de otro, quienes lo rellenen, cosan y peguen los botones que serán sus ojos. Así, el Nono no sólo tendrá un poquito del adulto que lo regaló, sino que también tendrá un poquito del niño que lo recibe. Niño o niña se convertirán en cocreadores, pues junto con la mujer que lo cosió, le darán vida a este nuevo Nono. Invita al niño a personalizar su Nono, a imprimirle su sello especial: Algún detalle por fuera, o algún detallito por dentro, junto con el relleno (un corazón de paño lenci, un papel con algo escrito, entre otros). 

El Nono como celebración de la diferencia

Existen muchos Nonos, ya han nacido más de 10.000; sin embargo ninguno es igual a otro. Cada Nono es único, igual que el niño o niña que lo recibirá. El Nono se convierte así en un homenaje a la diferencia, en una celebración de la unicidad de cada cual. 

El Nono como símbolo de comunidad y conexión

El Nono nos une con las mujeres que, con sus manos, cosieron y dieron vida al Nono. Pero además, estos muñecos han llegado a varios hogares de nuestro país, pues en realidad  existe una comunidad de Nonos. Así, de alguna manera los Nonos nos unen y tienden lazos invisibles entre muchos. En tiempos de encierro y de distancia física, los Nonos mantienen la  conexión social.