Perfume Lanvin A Girl in Capri Mujer EDT 50 ml EDL

Hay momentos que son esenciales, más aun cuando nos parecen robados al tumulto, a la agitación, al tiempo que se va. Un poco de magia, pequeños milagros: un viento suave de poniente, un beso en la nuca, el canto de una fuente en verano.

O bien, a partir de ahora, el nuevo perfume de Lanvin.

A GIRL IN CAPRI

ELLA Y LA ISLA

Ella posee el encanto de lo evidente, ella es el hechizo, la fantasía hecha mujer. Y el frescor que emana de ella es tan vivo como la luminosidad del día. A GIRL IN CAPRI o la expresión del placer.

Ella es una de esas mujeres a las que, inevitablemente, se regresa... La finura de un tobillo, el frescor de su risa, la alegría de su mirada. Su libertad va unida a una cierta forma de inscribirse en el espacio. Es un rasgo de estilo, de juventud.

Hoy, ella pasea perezosamente por la isla hechizada que, desde los tiempos de los antiguos césares, atrae a todos los que veneran al Mediterráneo. A GIRL IN CAPRI o la luz de la feminidad.

Aquí, todo es promesa de amor y de belleza. El mar Tirreno es más azul, el firmamento es más transparente y la naturaleza es más exuberante que en ningún otro lugar. Colores y olores se imponen, se superponen. Blancas son las residencias patricias, verdes los follajes, fucsias las buganvillas y casi negra la silueta de los pinos que se aferran a los vertiginosos acantilados. Dorados son los rayos del sol, rosa el perfume de las flores, amarillo el de los cítricos. A GIRL IN CAPRI o la imagen de la dolce vita.

Esta tierra, cultivada desde hace más de dos mil años, se asemeja al Edén. O al jardín de las Hespérides. A GIRL IN CAPRI o el arte de la delicadeza.

LA FRAGANCIA

Suavidad bucólica de vergeles y jardines fecundos. La esencia de limón Primafiori abre la composición. Una fragancia radiante, intensamente optimista, como cuando el astro, a mediodía, salpica de manchas cegadoras los adoquines de las calles tranquilas. Esta variedad se distingue por la calidad excepcional de su aceite oloroso y por su floración permanente, que embalsama el aire durante las cuatro estaciones.

La bergamota modula la vivacidad de esta salida y algunas bayas rosas la puntúan con una picardía sonriente.

En el corazón encontramos la delicadeza inédita de una flor blanca poco conocida. Los pétalos de la flor del pomelo, al eclosionar, se parecen (¿no son primos?) a los del neroli, pero son más chispeantes, más danzarines y, osemos decirlo: más elegantes. Todo es simplemente exquisito, infinitamente grácil.

En contrapunto, y puesto que Capri es un paraíso que existe en mitad del agua, Sophie Labbé, perfumista emérita, ha imaginado un acorde (muy) sutil de rocío marino.

Finalmente, en remanencia, la resonancia enigmática de madera a la deriva. Venida de muy lejos, como la que llega arrastrada hasta la orilla, zarandeada durante décadas por las olas, todo el misterio de la fragancia se expresa a través de ella. Y su intensidad evoca los mitos antiguos.

Por último, para lograr ternura y armonía, los almizcles blancos aportan en vibrato una dulce caricia a la última nota.

Es un perfume, una fusión: A GIRL IN CAPRI

EL VESTIDO

La simplicidad es una materia, la pureza es una declaración. El todo es un cuarzo solar. El objeto es sólido, sin asperezas, sin ángulos, como soplado de forma artesanal. Con un tapón blanco de base dorada, límpido como el cristal, pleno de curvas, desvela algo que no tiene explicación: la maravilla de una alquimia.

Sobre el cuerpo del frasco, al igual que en el estuche, se muestra el alfabeto de la seducción. Cuatro palabras rojas sobre un fondo amarillo estival, como un recordatorio que nos hacemos a nosotros mismos de no olvidar la felicidad.