Las mentiras de las mujeres se distinguirían claramente de las mentiras de los hombres, y estarían casi siempre desprovistas de finalidad. Heñía, el personaje principal, es así confrontada a todo tipo de invenciones o fantasías. Como el relato de Irene, quien, estando de vacaciones en Crimea, recibe la noticia de la muerte de sus hijos, que conmueve a Heñía hasta las lágrimas. La pequeña Nadia se inventa un hermano mayor, Lilia una relación con un célebre pintor y Ana finge ser poeta... Cada nuevo capítulo de esta novela ilustra a su manera la amplitud del talento de Liudmila Ulítskaya, la precisión de su sentido de la observación, la originalidad de su escritura y, sobre todo, una gran ternura hacia sus personajes y, a través de ellos, hacia el ser humano y sus debilidades.