Desde el primer instante, Oud Holidays no te saluda… te atrapa. Como unas vacaciones prohibidas en un paraíso exótico, te envuelve con la chispa cítrica de la mandarina y el limón, como si el sol besara tu piel con cada nota. Es una invitación a lo inesperado, a lo que no se planea, pero se desea.
En el corazón, el oud y el cuero negro se entrelazan con una tuberosa indomable, creando una danza sensual entre lo oscuro y lo brillante. Hay flores, sí… pero son flores salvajes, cálidas por el sol, húmedas por el deseo.
Y cuando crees que ya no puede ser más tentador, llega el fondo: vainilla sedosa, tabaco adictivo, ámbar ardiente. Una mezcla que se queda, que no pide permiso, que se funde con la piel como un secreto compartido al oído.
Oud Holidays no es una fragancia, es una fantasía hecha aroma. Para cuerpos que no temen acercarse y miradas que no se desvían.