Desde los juicios de Núremberg sabemos que la llamada «solución final de la cuestión judía» fue un secreto de Estado compartido por las élites nazis, que conocían perfectamente el destino de los judíos europeos deportados hacia el Este: el asesinato sistemático en Auschwitz o en Treblinka.Sin embargo, si nos fiamos de su monumental Diario (unas 75. páginas), Goebbels constituye una excepción. Si bien en seguida se le informó de la masacre de los judíos soviéticos y polacos, durante mucho tiempo creyó que los judíos deportados desde Alemania se hallaban concentrados en guetos a la espera de un futuro traslado. Pero los estaban matando… ¿Era Goebbels, amigo íntimo de Hitler y figura de referencia del régimen, el único que no sabía?Basándose en una documentación amplísima, Florent Brayard considera que no, que la singularidad del caso Goebbels invita a reinterpretar el secreto que rodeó Auschwitz, ya que los archivos y la nueva documentación disponible parecen indicar que durante mucho tiempo la «solución final» se presentó como un simple traslado ante el aparato del Estado.