Gabinete de dragones es una de las óperas primas de cuento más extraordinarias que he leído, pues la considero un prodigio de erudición, humorismo y originalidad, a pesar de centrarse en un tema que supone una tradición que lo mismo bebe de la mitología que de las enciclopedias, los bestiarios y las hagiografías o la biblia y la historia del arte. La solvencia literaria de Alejandro Robles es tan abrumadora, que su preferencia por la distancia cortísima ―el microrrelato― queda reducida a un discreto jazmín en el ojal del escritor. Y, sin embargo, estamos ante un libro genial sobre dragones.