Esto no es moda callejera.
Es una declaración de guerra con hilos y tinta.
Rage Against the Machine no se escucha: se enciende.
Cada riff es una barricada, cada letra una piedra, cada verso una trinchera.
Este polerón es para los que no se arrodillan, para los que incomodan, para los que nunca bajan la voz.
En Rock It, la música no adorna.
La música incendia.