Sin embargo, el analfabetismo y la incomprensión en esta materia son mayores que en cualquier otra. No sólo la mayoría de ciudadanos carece de nociones económicas básicas, sino que las élites políticas e intelectuales también suelen ser ignorantes en la materia.á
Frente a los «economistas de salón», expertos debatiendo desde sus torres de marfil, Kaiser sostiene que lo que necesitamos son economistas callejeros, capaces de exigir un mínimo de sensatez y racionalidad a los políticos y líderes de opinión.