La primera vez que Maddalena Splendori entra en la boutique de Adele Casagrande en Roma nace entre ambas mujeres una amistad que las unirá para siempre. Comparten el espíritu inconformista y apasionado que permitió a Maddalena salir de la miseria en la que nació y convertirse en una figura de los salones de Roma, y a Adele abrir un negocio de moda con el que cumpliría su sueño. A pesar de la guerra, los abrigos de piel y los accesorios con su marca se harán famosos en el mundo entero. Es solo el inicio de un éxito imparable para la marca que las cinco hijas de Adele, herederas de su visión y respeto por el trabajo artesanal y acompañadas del talento de Karl Lagerfeld, convertirán en un icono del lujo internacional.
