Hay momentos en los que ninguna explicación nos calma, pero una historia sí. Fábulas que protagonizados por animales que piensan, sienten y tropiezan cómo nosotros, mariano alameda nos invita a mirar la vida desde otra perspectiva: más sencilla, más amable, más lúcida. Cada fábula nace de un conflicto emocional real - la culpa, el miedo, el deseo de pertenecer, la necesidad de perdonar o de tomar decisiones propias - y se convierte en un pequeño espejo donde reconocernos sin juicio. No hay moralejas rígidas ni teorías, sino una mirada compasiva que acompaña y transforma. Cómo las buenas historias: no enseñan, revelan.