Trivias hay por montones. Pero ¿Cuál es la gracia de enterarse de la capital de Kirguistán (😴) si en cambio puedes aprender sobre libros empastados con piel humana, o sobre la batalla de alemanes contra alemanes en la Segunda Guerra Mundial? ¿Para qué enfrascarse por el Oscar de una película que solo tu abuela recuerda (😴😴😴) si puedes hacerlo por aquel papa que sometió al cadáver de su predecesor a juicio? Para trivias a secas están las enciclopedias. Para la diversión están las trivias freak.
Trivia Freak contiene 700 preguntas de siete categorías. Cada una incluye tres alternativas, todas difíciles de tragar pero una —usted me tiene que estar bromeando, licenciado— cierta. Las otras dos, como para cuestionarte de cuál fumaba la imaginación galopante que las inventó. Hay además algunas alternativas cazabobos. También preguntas que dan la opción a quien las lea de inventar una alternativa falsa sobre la marcha, esfuerzo creativo que es enjundiosamente recompensado si algún rival la escoge.
Es un juego sin turnos, en el que el más rápido de cualquier equipo puede contestar, por lo que no nos hacemos cargo si el vecino lo demanda por el griterío dirimente.
El tablero es flexible, con opciones múltiples de recorrido para estrujar las categorías en las que te sientas más fuerte. Puedes desde armarlo chiquito para una quickie hasta cubrir la mesa del comedor completa si completas las cinco extensiones.
