La brontofobia , o el miedo patológico a las tormentas, se considera un terror infantil, pero son muchos más los adultos afectados. La erotomanía , u obsesión amorosa es tanto la angustia incontrolable por el amor no correspondido como el autoengaño de sentirnos deseados por alguien. La gerascofobia , emparentada con el conocido como nombre de Peter Pan, describe la aversión ante la vejez o el envejecimiento de los que amamos. La coreomanía es la necesidad imperante de bailar sin tregua hasta caer rendido.Más de la mitad de la población mundial padece nomofobia , el pánico desmedido a no tener el teléfono móvil a mano. A todos, sin excepción, nos obsesiona algo. Mientras la sociedad considera defectos imperdonables las fobias y manías de sus individuos, tan solo entenderlas puede ayudarnos a comprendernos y comprender a quienes nos rodean. Para reconciliarnos con nosotros mismos. Para sentirnos un poco menos solos.