LA DESTRUCCIÓN DE PALESTINA ES LA DESTRUCCIÓN DE LA TIERRA. Por cada atrocidad, por cada ultraje, cualquier tipo de reprimenda o censura ha sido contrarrestada con la repetición del acto, hasta el punto en que el Estado de Israel ha prevalecido una vez más: nadie tiene la capacidad de imponerle límites a sus acciones sobre el pueblo palestino. Por supuesto, esta no es la primera vez que el Estado se comporta de esta manera. “El colono es un exhibicionista. Su deseo de seguridad lo lleva a recordar en alta voz al colonizado que: “Aquí el amo soy yo”, escribe Frantz Fanon en Los condenados de la tierra. Cada límite propuesto frente al poder destructivo del Estado colonial de asentamiento es recibido como un cuestionamiento a su dominio ilimitado, y, por ende, responde con una reincidencia desbocada. El libre despliegue de esta dinámica sólo puede terminar con la devastación de la tierra en Gaza y más allá....